Club de Encuentro

Manuel Broseta

24 enero, 2017

«Las palabras cambian el mundo, pero el silencio nos cambia a nosotros»

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Los tres salones del hotel SH Valencia Palace se quedaron pequeños para escuchar al sacerdote y escritor Pablo d’Ors. Alrededor de 400 personas asistieron a la conferencia que llevó por título “El poder transformador del silencio en la convivencia social”.  Juan Valero de Palma, secretario del Club de Encuentro, fue el encargado de presentar la conferencia. “Hoy después de más de 32 años de historia del Club, por primera vez nos convoca el silencio”, afirmó Valero de Palma antes de preguntarse si nos da miedo el silencio y de presentar  al invitado al que calificó como “constructor de puentes” antes de repasar su trayectoria profesional y destacar que Pablo d’Ors “forma parte de esa iglesia que tiende puentes con la sociedad, porque lanza mensajes a cristianos y a no cristianos”.

“No habéis venido convocado por la persona de Pablo d’Ors ni por el libro que he escrito, sino por el hambre y la sed de silencio que tenemos”, dijo el conferenciante para comenzar antes de hablar del poder trasformador social y personal del silencio. D’Ors explicó los tres puntos principales sobre los que centraría su charla:

  1. Por qué es importante meditar (el silencio interior)
  2. Cuáles son las actitudes fundamentales de los que hacen silencio
  3. En qué sentido el silencio puede ser un motor de cambio social

Respecto al primer punto, el invitado habló de cinco fases. “Meditamos para conocernos a nosotros mismos. Yo no conozco una forma más salvaje y directa de conocerse a uno mismo que sentarse en silencio y en quietud”, apuntó. En la segunda fase, “meditamos para amarnos a nosotros mismos, nadie puede amar lo que no conoce”, señaló. En tercer lugar, “meditamos para amar a los demás.  La meditación es una escuela de receptividad. La meditación nos introduce en el circulo virtuoso de dar y recibir”, explicó. “Meditamos para vivir”,  dijo en cuarto lugar. “Nos hemos vuelto coleccionistas de viviencias pero no de experiencias”, afirmó antes de referirse al quinto punto en el que “meditamos para atisbar o vislumbrar algo del misterio, que los creyentes llamamos Dios”.

A continuación, Pablo d’Ors se preguntó sobre las actitudes que deberíamos fomentar y explicó brevemente en qué consiste la asociación de amigos del desierto fundada por él.  “Hay tres entregas fundamentales: entregar durante el tiempo de silencio, que deben ser 25 minutos al día,  el cuerpo, luego el tiempo y luego la mente”, expuso y pasó a explicar con más detalles cada una de estas actitudes.

Por último, el conferenciante habló de en qué sentido el silencio es un beneficio para la sociedad. “El silencio es cultura. Necesitamos volver al desierto como metáfora de interioridad. La realidad es que vivimos esclavos, del prestigio, de la reputación, del dinero, del poder, de la dispersión… si queremos llegar a la plenitud a la que aspiramos es a través del desierto. El desierto es hoy una necesidad”, afirmó.

“Estoy convencido de que si todas nuestras instituciones, empresas, sindicatos, etc. Si hicieran  tiempos de silencio nos entenderíamos mucho mejor”, señaló antes de finalizar con dos conclusiones, una teórica: “las palabras cambian el mundo, pero el silencio nos cambia a nosotros” y otra práctica, “siéntate todos los días en silencio y quietud 25 minutos y en medio año te aseguro que tu vida ha cambiado”.

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